Desde
que encontró la cartera en el suelo en mitad de la calle empezó a preocuparse.
Repleta de dinero, tarjetas de crédito, documentación... Pobre, pensó. Buscó en
Internet, en todas las redes sociales, durante toda la tarde. Nada. Sólo su
nombre y su empresa. Siguió buscando... Estará tan preocupado! Según pensaba en
el malestar de él, su desasosiego aumentaba. Habrá anulado todas las tarjetas,
se habrá vuelto loco... Pobre hombre, se volvió a decir con pesadumbre, sólo me
queda esperar a mañana y llamar a su trabajo... Al día siguiente, a las 8 en
punto de la mañana, con inquietud, hizo la llamada. No sabía que había perdido la cartera. No
la había necesitado. Se enteraba en ese momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario